Con tu risa tan larga y mi falda tan corta,
nos sobraban cervezas y ganas de vivir.
Nos faltaba valentía y menos vergüenza que sentir.
Con tus manos tan perfectas y mi fría piel,
nos sobraba ropa y en falta de una cama que deshacer.
Estábamos a deseo de un par de besos que no fuimos capaz de asumir.
Con tu pelo rizado y mis manos inexpertas,
nos sobraba tiempo, excusas, orgullo y un poco más de nostalgia.
Y seguramente sea por eso, por lo que esta noche no he corrido a tus brazos a suplicarte que vuelvas a mi. Seguramente haya perdido los sentidos al perderte a ti; el gusto al no tener tus labios; el oído al no escuchar tus susurros; el tacto al ver que nadie es capaz de erizarme la piel con una sola caricia y la vista al mirar al sofá y observar que los cojines ya no están desordenados.
He perdido mis cincos sentidos y el rumbo hacia mi futuro. He quedado atascada en una nube perdida a punto de volverse a evaporar.
Me he desviado de mi camino que era junto a ti y ahora no sé como seguir.
No pido ayuda para bajar de aquí,
solo que regreses y vuelvas a hacerme feliz.