Music

domingo, 29 de enero de 2017

Lo siento, me siento.

Lo siento, hoy estaba dispuesta a pensar en mi, darme un baño con espuma rosada y tomar una taza de café bien caliente mientras escuchaba el más viejo disco de Melendi. Tenía pensado no hacer la cama, cambiarme el pijama de esta noche por otro limpio, cenar un par de patatas fritas y quedarme medio dormida tumbada en mi rincón favorito del sofá mientras intercambiaba unas lágrimas con uno de los libros de Carlos Ruiz Zafón. Pero me he fallado. Lo siento, me siento. Tan dispuesta estaba de pensar en mi, de complacerme por primera vez, que te he vuelto a encontrar.

Ya no me dueles, no me dañas, no me agradas, no me quieres, no me nada; pero sin embargo, sigues ahí. Como mis muñecas en el trastero cuyas tienen una fina capa de polvo porque ya nadie quiere jugar con ellas. Sigues ahí, a pesar de que ya no te duelo, no te daño, no te agrado, no te quiero,  no te nada. ¿Hasta cuándo piensas estar en mis entrañas? ¿Hasta dónde infinitas mi libertad? Ojalá no fueras la muñeca minuciosa, sino esa capa de polvo que la envuelve. Polvo, efímero y pasajero. Polvo, que indica tiempo, viejo, pasado. Ojalá fueras lo que nunca has sido. Ojalá y vuelvo al ojalá, para mi nunca hubieras existido.

Lo siento, me siento, fuiste un gran error.