Completamente desviada de la realidad.
Así me siento. Pues hoy, nuevamente he cogido la libreta y en un intento fallido me he precipitado a plasmar en letras, pensamientos no referentes a él.
Dicen de poder quemar todas nuestras fotos,
pero es que su recuerdo joder,
su recuerdo es el fuego.
Porque al fin y al cabo solo somos esa historia no escrita que nadie se atreve a narrar.
Pero yo, ha de aprender de la luna que, aunque se encuentre sola, nunca deja de brillar. Ha de vivir la vida sin seguir ningún camino. Ha de acordarme de que ya no somos ambos, que soy solo yo. Ha de aprender a ser el mar dónde todo humano arroja sus lágrimas más profundas y mantener ahogada en las mías propias.
Y es mejor, no atribuir a los objetos y placeres de la vida amor. Pues el amor no es tan feliz como lo pintan, aun que dime tú; no hay nada más bonito que la manera en la que el mar se niega a dejar de besar a la orilla, a pesar de la cantidad de veces que le obligan a alejarse.
Y por estas pequeñas enseñanzas de la vida, sigo aquí. Sin ser esa luna, ni ese mar. Siendo yo, pues antes de que puedas caer, estaré sujetándote con mis heridas y desgarradas manos tras tantas batallas a punto de ganar; aun que dentro de algún tiempo vuelva a caer en que esperarte es un único error.

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